Para entender la sociedad ecuatoriana, por Fernando Velasco Abad

Presentación

Puede parecer extraña la publicación de este texto de Fernando Velasco. Quizá se piense que el tipo de discusión planteado en é1 ya ha sido superado por el "correr del agua bajo los puentes". Sin embargo, hay mucho espíritu actual en las líneas siguientes; y ello porque los problemas que señala no han sido superados. 

Al marxismo se le ha achacado frecuentemente una falta de espíritu crítico para consigo mismo. El artículo de Fernando Velasco muestra que esto es válido para una corriente que ha hablado durante decenios a nombre del marxismo, pero no para el conjunto del pensamiento marxista. Que también desde adentro del marxismo se ha luchado contra aquellos que sólo ven "calcos y copias" y no se
toman el trabajo de investigar la realidad, contra el economicismo, contra los análisis simplistas de blanco-negro y buenos-malos, contra la indiferenciación de táctica y estrategia. 

Si bien los temas de las discusiones de entonces no son los mismos de ahora, las tendencias permanecen, aunque cambiadas de signos. Hoy la táctica predomina por sobre la estrategia y se  calca de otros procesos. Hoy la política ya no es vista como un reflejo de la economía: al contrario, muchas veces se la cree absolutamente autónoma de ella. Pero, igualmente, hoy se ha extendido la capa de intelectuales que profesan el "no alineamiento político". Las ilusiones pueden ser otras y acaso se las crea más realizables, pero, de cualquier modo, "los sueños, sueños son"

Hemos vivido bajo la apariencia de haber desatado un nudo. Pero tal vez ocurre que se lo ha anudado de otro modo. Las relaciones concretas entre economía y política, y entre estructura y coyuntura, aun bajo la forma de análisis más complejos, continúan veladas. La debilidad teórica, lejos de haberse superado, se ha profundizado -y no solo en el campo del marxismo. El espíritu crítico frente al adversario y frente al propio campo está viciado de unilateralidad, cuando no ha desaparecido.

Todas estas preocupaciones están presentes en el articulo de Fernando Velasco, que las enfrenta desde el compromiso político. No puede construirse una verdadera alternativa, una "nueva izquierda", si no es sobre la base de la resolución teórica de estos problemas, y de otros que nos ha donado el paso del tiempo. El artículo se queda inconcluso -como la tarea que hay que resolver-, pero nos aporta una manera de entenderla.

La publicación de este texto ha sido posible gracias a la colaboración prestada por los familiares de Fernando Velasco. 



Mario Unda
Director de "Ciudad Alternativa"

* En: Ciudad Alternativa No 1, oct-dic 1989, Centro de Investigaciones CIUDAD, Quito.


Para entender la sociedad ecuatoriana 
Fernando Velasco Abad


Quito antiguo




Los análisis políticos marxistas realizados en el país a menudo han caído -en el mejor de los casos - en un acentuado economicismo, cuando no en la más burda de las simplificaciones.

1.2. El análisis simplista y a todas luces antimarxista es el producto de la debilidad teórica de los partidos y movimientos de izquierda. La dificultad de dilucidar correctamente el carácter de la formación social ecuatoriana; la concepción de la clase dominante como un todo indiferenciado en el que no existen contradicciones internas; el maniqueísmo político, fruto de una ideología eticista pequeñoburguesa, y la confusión de tácticas y estrategia, aparecen como algunos de los principales errores de esta concepción.

1.3. Por otra parte, como reacción a este simplismo, se ha desarrollado recientemente y con creciente prestigio, una tendencia de análisis que si bien [es] más seria y profunda, cae en un grave error: el
economicismo.

Esto es, el cientificismo que impulsa -en parte como reacción al pobre nivel de análisis- el surgimiento de esta tendencia, así como la extracción de clase y el no-alineamiento político de sus impulsores lleva[n] a una negación tácita de la autonomía relativa y, consecuentemente, de la importancia que tiene la instancia política dentro de la formación social y, en esta perspectiva, lo que es más grave, se llega a analizar la coyuntura bajo el prisma exclusivo de las tendencias objetivas que emanan del sistema productivo, perdiéndose de vista la necesidad de análisis de lo político, que es lo que define y especifica la coyuntura.

1.4. Habría que señalar, finalmente, que dentro de esta última perspectiva, al perder lo político su carácter definitorio de la coyuntura y al limitarse a proyectar mecánicamente, con una causalidad lineal lo que ocurre en la esfera de lo económico, se ha llegado a yuxtaponer indicadores políticos externos, propios del diario juego de los partidos y los hombres, a los análisis económicos. De esta suerte no sólo que se ha confundido el nivel estructural de la instancia política con el mero juego cortesano, sino que, como consecuencia lógica, se ha concebido el estudio de la coyuntura como la acumulación de datos acerca de las acciones políticas externas de los supuestos representantes de los actores económicos.

Una concepción, por consiguiente, que se pierde en las artimañas del juego político del momento y que no capta el proceso social en su fase actual.

1.5. Las presentes notas intentan ser un primer aporte a la discusión teórica en el seno de una nueva izquierda que está surgiendo. El señalamiento de los errores anteriores no nos exime de ninguna manera de caer en estos o en análogos. Por otra parte, el trabajo solo pretende ofrecer ciertas reflexiones preliminares que deberán ser  corregidas y enriquecidas a través de la discusión.

2. Dado que la estructura social se compone de tres instancias íntimamente ligadas entre sí, en la que una de ellas - la económica - es determinante en última instancia, pero en la que cada cual es relativamente autónoma, parece útil, a fin de clarificar la actual situación, presentar un somero análisis del estado actual de las estructuras regionales.

2.1. Tradicionalmente, el eje vertebrador del sistema productivo ecuatoriano ha sido el sector agro-exportador de productos tropicales. Vinculando dinámicamente el país al mercado internacional alrededor de 1900, el primer auge exportador, basado en el cacao, llegará hasta 1920. La propia configuración estructural de la economía hará imposible cualquier intento de industrialización aprovechando la atenuación de la dependencia por la crisis de 1930.

De esta suerte, entre 1930 y 1948 se mantendrá el patrón tradicional de desarrollo aunque con menor dinamismo, en base a sucesivas devaluaciones y a una superexplotación de la fuerza de trabajo. En 1948 se reactiva la economía exportadora por la crisis de las bananeras centroamericanas de la United Fruit. Este nuevo auge exportador, a diferencia del primero, tiene una mayor radicación, consolidando un cierto mercado interno por la elevación del nivel de ingresos de los sectores medios de la población. Sin embargo, el nuevo auge se sustentaba en bases extremadamente frágiles. El Ecuador fue incorporado al núcleo de países exportadores de banano en calidad de zona proveedora de reserva, esto es, por la eventual crisis de las plantaciones centroamericanas, atacadas por las plagas y los tifones. Cuando las corporaciones yanquis que controlan el mercado bananero logren desarrollar nuevas especies más resistentes van a retornar a sus propiedades centroamericanas, limitando las posibilidades de la burguesía exportadora ecuatoriana.

A partir de 1955 se inicia la pérdida de dinamismo de las exportaciones de banano, que entran en crisis en 1960.

2.2. La ampliación del mercado interno y una cierta acumulación de capital en manos de la burguesía exportadora viabilizan en la década pasada el inicio de un proceso de industrialización por substitución de importaciones.

Sin embargo, este proceso va a estar sobredeterminado por las nuevas condiciones del sistema capitalista mundial. Afectado éste por la crisis de 1930, saldrá restablecido de la segunda guerra mundial, que marca la definitiva hegemonía de los Estados Unidos. Consecuentemente, el sistema recobrará su tendencia integradora, proyectándola no solo a nivel de las relaciones comerciales, sino agrupando y concentrando los sistemas productivos comprendidos en su seno.

En otras palabras, a partir de la segunda posguerra se acelera la inversión norteamericana en el extranjero y, lo que es más interesante, comienzan a cobrar creciente importancia aquellas que se realizan en el sector de más dinámico de crecimiento: la industria.

Este hecho está gradualmente configurando una nueva división internacional del trabajo. Se observa cómo la producción de ciertos bienes manufacturados se realiza ya no exclusivamente en la metrópoli sino también en ciertos países periféricos a fin de aprovechar mano de obra más barata y desabastecer al mercado interno de esos países. Eso sí, el control de dicha producción se halla en manos de las grandes corporaciones, mayoritariamente norteamericanas y, en menor grado, alemanas, japonesas, francesas, etc.

2.3. El carácter capitalista del desarrollo ecuatoriano significa, entre otras cosas, que la producción se la hace no para satisfacer necesidades nacionales, sino para obtener ganancia. Esto significa, en resumidas cuentas, que un proceso como el de la industrialización está orientado según deseos de aquellos grupos que monopolizan el poder de compra en el país.

Ahora bien, es evidente que estos grupos son muy reducidos.

Apenas un 5% de la población activa tiene ingresos anuales superiores a los $ 20.000. En estas condiciones, la demanda es, en términos cuantitativos, bastante reducida, pero en cambio como existe una élite de altos ingresos, este grupo demanda una gran cantidad de cosas.

Parte de estos bienes demandados se satisfacen a través de importaciones, y otra parte se produce en el país. Puesto que el grupo de medianos y altos ingresos es muy propenso a la adopción de hábitos de consumo similares a los que rigen en Estados Unidos y Europa, la industria ecuatoriana necesariamente tiene que importar la tecnología de esos países.

La tecnología determina una cierta combinación de capital y de fuerza de trabajo para la producción.

En las metrópolis capitalistas, el costo del capital es bajo, dada su  abundancia. En cambio, comparativamente es alto el costo de la mano de obra. Consecuentemente, su tecnología es ahorradora de fuerza de trabajo, pero [...] demanda gran cantidad de capital.

La concomitancia, por una parte, de un sector industrial tecnológicamente dependiente y, por otra, la existencia de una coyuntura mundial caracterizada por el renovado vigor integracionista del imperialismo, va a determinar las características de la industrialización en el país.

En efecto, la pasada década se caracteriza tanto por el incremento de la industria como por el creciente control que el capital extranjero está cobrando sobre las ramas más dinámicas del sector manufacturero. En este sentido, la estructura económico-social va a sufrir dos transformaciones básicas: 1) la aparición de un sector de inversión que ofrezca una alternativa frente al tradicional agropecuario - ya sea exportador o destinado al mercado interno; y 2) la consolidación de un verdadero enclave dentro de la industria.

Evidentemente, estos dos elementos nuevos no operarán exclusivamente a nivel de lo económico sino que, como es obvio, su presencia se traducirá en transformaciones en la instancia d e lo político y de lo ideológico.

2.4. El elemento que definirá el nuevo carácter de la dependencia ecuatoriana será, sin lugar a dudas, el petróleo. Descubierto en [el] nororiente en 1967, su explotación se iniciará en el segundo semestre del presente año.

El control directo que sobre este sector tendrá el capital extranjero, abre una serie de transformaciones.

- Dadas las características técnicas de la explotación petrolera, esta demandará mano de obra en forma relativamente escasa, lo cual es especialmente grave si consideramos la capacidad de absorción de fuerza de trabajo que tenía, en sus períodos de auge, el sector agro-exportador.

- El impacto mayor del petróleo sobre la economía ecuatoriana será a través del monto total de ingresos que perciba el estado. En este sentido, es evidente que estos ingresos ampliarán de manera notable la capacidad de inversión del gobierno, que eventualmente podría utilizar parte de esos recursos en la construcción de obras de infraestructura, con lo que se podría absorber una fracción del excedente de oferta de fuerza de trabajo que tiene el sistema.

En estas condiciones, como es usual en una situación de enclave, el impacto de esto en la economía nacional dependerá en buena parte de la capacidad de negociación del grupo que control ando el estado oficie de intermediario entre el enclave y la nación.

- El incremento que se operará en el ingreso nacional, como es obvio, va a acentuar la desigualdad en la distribución de la riqueza. Por consiguiente, se consolidarán las distorsiones antes anotadas de la demanda, con sus consiguientes efectos en la estructura industrial.

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