El Conejo Velasco - Película documental de Pocho Alvarez

Quito, 16 de julio de 2012

EL CONEJO VELASCO
Película documental

Sinopsis


La fugaz vida de Fernando Velasco Abad, contrasta con la permanencia de su pensamiento y obra, treinta y tres años después de su partida calendario.

Los agudos sonidos de una sierra van ganando presencia, la moladora y su quejido de metal irrumpe e inunda el ambiente saturado de ruidos que llaman gritos.

Solamente el sonido eléctrico de la suelda y su brillo de luz agudo establecen una pausa. Poco a poco, una armazón de hierro va ganando cuerpo y en la medida en que ésta crece, el sonido metálico de la construcción de la estructura se va apagando.

Las manos del escultor y su pesado diálogo de tierra han reemplazado al grito de las máquinas y junto al cadencioso palmoteo que compacta la arcilla en la armazón metálica, el silencio creador del escultor Howard Taikeff inunda el ambiente del taller. Su soledad creativa va dando forma, lenta, morosamente a la escultura. Los otros materiales y herramientas, habitantes del taller, mudos testigos del trabajo creador, miran desde el silencio, el esfuerzo del artista.

En una mesa contigua, regadas junto a las herramientas o pegadas sobre un bastidor, una serie de fotografías, del Conejo Velasco en sus tres únicas edades, la niñez, la adolescencia y la juventud, acompañan con sus ojos el baile de las manos del artista. Un pequeño boceto de barro, el primer ensayo de la escultura que se propone realizar, roba la mirada del escultor. Los ojos penetrantes de Howard van de las formas del boceto a las fotografías, y a la escultura en ciernes. Son viajes permanentes, un ir y venir de párpados y manos que buscan responder a la pregunta, ¿Quién fue el Conejo Velasco?

A este interrogante profundo se plantea responder esta propuesta audiovisual. A esta necesidad de memoria para hacer historia el documental se propone alimentar. Es una suerte de minga que suma alientos, y el primer aliento sustantivo que auspicia y sostiene este soñar es la Alcaldía de Quito, la ciudad que lo vio nacer.

Reconstruir con la escultura y con la voz colectiva del recuerdo, la de los familiares, amigos y compañeros, la vida del Conejo Velasco, su tiempo de respuestas, de organización e inserción en las trincheras de la reflexión y, creación del pensamiento crítico, su aporte sustantivo a la teoría y a la práctica política, a las ciencias sociales y sobretodo al sueño de una generación y un país de gente en lucha, requiere de una cámara que recorra ese ayer con algunas luces del presente.

Pocho Álvarez W.
Director