Fernando Velasco Abad, discurso de Margarita Carranco


Omar Arregui, Cielo Quiteño - Quitomas

Discurso de Margarita Carranco Obando, Vicealcaldesa de Quito,
el 30 Octubre 2007, en FLACSO, Quito


Me siento privilegiada al dirigirles a ustedes unas palabras, una de las cosas buenas o privilegios que tiene el gobierno local es decidir por ustedes el poner nombres a las calles parques y espacios públicos. El Concejo Metropolitano por pedido de la FLACSO decidió ponerle nombre a este parque, el de un hombre que fue un ejemplo de trasgresión en el país, una de las figuras jóvenes más importantes.

Tengo cercanía con este tema, Doña Blanca Margarita Abad de Velasco fue mi dirigenta en el Colegio Manuela Cañizares y la autora de mi primer empleo a mis 18 años como maestra del Colegio Rumipamba.

Trabajé con Rosa María Torres, ex esposa de Fernando Velasco, en la Campaña Monseñor Leonidas Proaño. Conocí a Juan Fernando Velasco Torres desde que era pequeño, ahora es un gran artista nominado a dos premios internacionales, digno hijo de este gran hombre y esta gran mujer. Trabajo cerca de Margarita Velasco, su hermana, en el tema de los derechos de niños, niñas y adolescentes.

Hemos escuchado en los discursos anteriores las facetas de Fernando Velasco pero nos queda una por conocer, cuando estaba leyendo la biografía de él, el lado humano y cotidiano de su vida, consideré importante compartir con ustedes la emoción y orgullo que sentí al leer.

Nació en Quito el 27 de Abril de 1949. Hijo del profesor Ermel Velasco Mogollón y de la profesora Blanca Margarita Abad Grijalva, natural de Chone, Manabí.

De cuatro años aprendió a leer y a escribir con su madre, a los cinco sabía las cuatro reglas y leía casi de corrido los libros de ella, también calculaba mentalmente y conocía los conceptos de medidas y el sistema métrico decimal. Entonces le aplicaron la prueba mental OTIS (Revisión Therman) y salió con un altísimo cociente intelectual.

De seis años entró a la escuela particular del Prof. Ulpiano de la Torre en la calle Santiago de la Urbanización Larrea, dio examen y lo pusieron directamente en el tercer grado, porque su padre se opuso a que fuera al cuarto que le correspondía en conocimientos, debido a su cortísima edad. En dicha escuela comenzó siendo un niño problema porque le tocó una profesora recién graduada a la que corregía constantemente; su madre, recomendó que lo llenaran de trabajos para mantenerlo siempre ocupado. Sus compañeros le apodaban “Enanito sabio” debido a sus conocimientos. De siete años aprendió a sacar la raíz cuadrada y como lo hacía mentalmente, su Prof. Tomás Rivadeneira, asombrado de tanta facilidad para el cálculo, le enseñó la raíz cúbica. En sexto grado fue nombrado presidente del grado y con tal motivo planificó y llevó a cabo exitosamente un Periódico Mural y una Mesa Redonda sobre la vida de Eloy Alfaro y tuvo que leer íntegramente La hoguera bárbara del novelista Alfredo Pareja Diezcanseco, y consultar otras obras menores. Como dato curioso vale anotar que siendo aún de corta estatura dirigió la Mesa Redonda arrodillado sobre una silla, dada la altura del escritorio. Finalmente terminó la Primaria con Medalla de Oro a los diez años.

Entonces quiso entrar al Colegio Benalcázar, pero el rector Carlos Andrade Marín, asombrado de su poca edad, le tomó personalmente los exámenes porque “ese colegio no era casa cuna”. El niño pasó exitosamente en Gramática, Ortografía y Matemáticas y al serle preguntado que era la Literatura respondió. —Es la expresión escrita de la belleza. —¿Por qué lo sabes? —Porque ayudo a mi mamá a CORREGIR LOS EXAMENES de sus alumnas de Castellano en el Normal 24 de Mayo. Ella me paga 20 sucres en cada ocasión. El Rector, más asombrado que nunca, solo atinó a responder: —Has entrado al Benalcázar por tu talento, y le concedió inmediatamente la correspondiente matrícula.

Durante esa etapa educacional brilló igual que en la primaria. En el cuarto curso editó una revista literaria que aunque solo salió un número dio mucho que hablar en las aulas y solo tenía trece años.

Después aprobó las pruebas de inglés y viajó a Houston en gira de tres meses de intercambio estudiantil. El 65, de solo dieciséis años, fue Bachiller en Físico-Matemáticas y recibió la Medalla de Oro.

Ya era conocido como niño prodigio y por sus excelentes notas fue exonerado del examen de ingreso en la Facultad de Economía de la Universidad Católica, donde le conocieron sus compañeros por el apodo de “El Conejo” debido a que era el estudiante más joven de la Universidad.

A principios de febrero del 66 empezó el primer curso editando el periódico mural La Escoba que causó escozor en el ambiente pacato de dicho centro de estudios, pues pedía la movilización estudiantil para crear una federación que tuviera representantes en los órganos directivos; a los pocos días figuró entre los treinta fundadores del Frente Revolucionario Universitario, primera organización política que se creó en la Universidad Católica de Quito, se afilió a la Democracia Cristiana Universitaria (1) y luchó contra la Junta Militar de Gobierno que cayó en marzo.

Tantas actividades en tan corto tiempo le hicieron conocido entre estudiantes y profesores, al punto que fue solicitada su participación en diferentes programas. Trabajó para la creación de la Extensión Universitaria, para una escuela de la FEUCE en Palugillo y en las zonas rurales de Malchinguí y Quiroga, así como en las marginadas zonas urbanas de las Comunas de las Casas y Bellavista y fue no solamente el inspirador sino también su más sacrificado trabajador, según frases de su amigo Gonzalo Ortiz Crespo.

Entre 1966 y el 68 formó parte del Instituto Ecuatoriano de Desarrollo Social, INEDES, que en el 69 lanzó como ensayo de diagnóstico de la realidad ecuatoriana la obra Dos mundos superpuestos.

En 1971 se graduó de Economista con la tesis “La dependencia, el imperialismo y las empresas transnacionales”, texto que aún se utiliza en la Universidad Católica y comenzó a dictar Sociología en las Facultades de Economía y Sociología de dicha Universidad con enorme éxito, dadas sus buenas disposiciones. En 1970 contrajo matrimonio con Rosa María Torres del Castillo y en 1972 nació su único hijo, Juan Fernando Velasco Torres.

Posteriormente trabajó para el Fondo de Desarrollo Urbano, FODERUMA, y en cumplimiento de una misión a Santo Domingo encontró la muerte en un accidente de tránsito, perdiendo el país a uno de sus más prometedores líderes comunitarios y escritores de avanzada social.

Sus amigos formarían años después la Editorial El Conejo, llamada así en su memoria.

Este es Fernando Velasco un gran hombre que no se conformó con la sociedad tal como estaba estructurada y decidió contribuir en el cambio desde las ciencias sociales.

Ahora será este parque el que lo sienta a través de todos los que lo usen maestros y estudiantes que trajinarán en este espacio.

El nos ha enseñado a todos y todas que no debemos perder jamás la capacidad de indignación frente a lo injusto, que debemos de ser trasgresores con el sistema, que debemos dejar de acomodarnos a él, olvidándonos que debemos ser transformadores.

Nos enseñó que debemos ser capaces de transformar nuestra vida primero, para así trasformar la vida de los y las demás. Si no somos capaces de transformar nuestra propia vida no seremos capaces de transformar la vida de los demás, de la ciudad de, del país y del continente, porque podemos tener el mejor presidente del mundo, el mejor alcalde del mundo, las mejores autoridades del mundo, pero si no somos las mejores personas del mundo, no cambiará absolutamente nada. En nuestras manos están los cambios, ese es nuestro reto asumámoslo.