"No solo leer El Capital, sino el capitalismo": Legado de Fernando Velasco:


Entrevista a Patricio Rivas, en CartóNPiedra, El Telégrafo, 28 noviembre 2013

El chileno Patricio Rivas habla del pensamiento de Fernando Velasco

“No solo hay que leer El Capital, sino al Capitalismo”

En la Flacso se desarrolla hasta hoy un seminario dedicado a las teorías del conocido ‘Niño Genio’, personaje que falleció a temprana edad, pero cuyas bases sirven para pensar ahora en el proceso de izquierda que se experimenta en América Latina.

Redacción Cultura
¿Quién es? Nombre:Patricio RivasProfesión:Sociólogo y doctor en Filosofía de la Historia en Instituto Latinoamericano de la Academia de Ciencias (Rusia)Año de nacimiento:1953Nacionalidad:ChilenaTrabajo actual:Docente en IAEN Publicó:”Chile, largo septiembre”
¿Quién es?
Nombre: Patricio Rivas
Profesión: Sociólogo y doctor en Filosofía de la Historia en Instituto Latinoamericano de la Academia de Ciencias (Rusia)
Año de nacimiento: 1953
Nacionalidad: Chilena
Trabajo actual: Docente en IAEN
Publicó: "Chile, largo septiembre”
¿Cuál es el contexto en el que surge el pensamiento de Velasco?

Velasco intenta hacer una lectura rigurosa de las clases sociales, la lucha de clases y la lucha social en un contexto de muchas variables, de las que yo destacaría cuatro:

Uno: Un contexto general de posrevolución cubana, donde la izquierda latinoamericana intenta construir una teoría distinta a la del comunismo internacional.
Dos: Había que trabajar la analítica teórica y las conclusiones políticas con una realidad de precapitalismo agrario (que ya se aproxima al capitalismo agrario); el naciente proletariado industrial de sindicato y pensamiento de izquierda, y los “sectores marginales”.
Tres: Es profundamente político en el sentido de construcción de un proceso de conducción de lucha social o socialista en términos reales: de movilización, de plataformas de lucha, de cultura política. Es decir, cómo se dota de conducción moral, que a fin de cuentas es conducción política.
Y cuatro: Velasco lee los textos de América Latina con ojos ecuatorianos. Atrapa el tema de la súper explotación de la fuerza de trabajo sin sucumbir en una generalización que es teóricamente rigurosa, pero políticamente impotente.

¿Cuál fue su incidencia política?

El intento de construir una organización revolucionaria y el intento -bastante logrado- de crear una mayor unidad sindical: lo que llamamos “lucha de clases”, como una en que hay que estar en todos los conflictos. O sea: si estás desde el plano sindical, desde luego la lucha sindical en definitiva es la lucha por el salario, es fundamental porque hablas de las condiciones laborales inmediatas. Pero no puedes plantearle a la gente que luche por un futuro desconocido sin mejorar sus condiciones inmediatas. Hay una lucha política, la lucha por el poder, por conducir el proceso en su conjunto. Desde ese ángulo, ¿era un activista? Sí, pero más bien era el conductor de un proceso estratégico que no alcanzó a culminar, producto de su trágica muerte.

¿Cuáles son sus aportes teóricos en la economía y la agricultura?

Tiene que ver con un concepto de súper explotación de las fuerzas de trabajo de Ruy (Mauro Marini). Las formas precarias de capitalismo no son superadas por las formas más avanzadas de capitalismo en América Latina. Es una cuerda muy tensa donde hay problemas que los textos presentan como resueltos, pero de acuerdo a la historia social real, no lo están: la reforma agraria, la tenencia de tierras y cómo se inserta en la estructura productiva. ¿Qué tiene que ver eso con formas de vida? Hasta en los precios de los alimentos. Otro asunto es la modernización de una fracción de la Costa, que indica un futuro del capitalismo ecuatoriano que se empieza a entrar dinámicamente en la economía mundial... Aportes que no se encuentran con la misma fuerza en ese período en el Cono Sur, donde había un capitalismo profundo y en toda su extensión.

¿Por condiciones demográficas?

No solo eso. Un tema clave de la teoría revolucionaria del siglo XXI es cómo construir una fuerza social revolucionaria, que no es lo mismo que el proletariado más los pobres más los campesinos, sino una articulación de alianzas que a veces va de la mitad alta de la pirámide hasta abajo, y cómo eso se convierte en fuerza. No se puede hablar de fuerza revolucionaria sin política revolucionaria ni cambios estructurales o culturales en el pensamiento de la clase subalterna. Y eso no se puede hacer si no estás metido muy abajo, o si no puedes entender lo que pasa arriba. Si estás abajo y no miras cómo los de arriba pelean por la conducción del Estado, no te das cuenta de las brechas que se abren, pero si miras solo para arriba, no ves el proceso de construcción de la fuerza social.

¿Cuál es la vinculación de Velasco con la teoría de la dependencia?

La Teoría de izquierda de la Dependencia suplió en América Latina a la teoría clásica del Imperialismo de los años 20 y 30, e hizo comprender que la inserción de la región en la economía mundial no es solo que venda, sino que se integre, dato estructural de la política de izquierda en la autonomía de pueblos y naciones ante el poder internacional.

¿Cuál es el legado de Velasco?

No solo leer El Capital, sino el capitalismo. Analizar lo que sucede con las clases, con esta mezcla compleja y riquísima entre el mundo indígena, proletariado industrial, modelo exportador, matriz productiva o Revolución Ciudadana y entender qué es eso desde el punto de vista de una fuerza social y política. Cómo leerlo en contexto y ser consecuente para que la fracción más progresista -la más revolucionaria- protagonice decisivamente el proceso.

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